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Eventos sincrónicos: ¿Complejas coincidencias de la vida o sutiles señales del Universo?

¿Quién no ha experimentado en alguna ocasión una "casualidad" cuya manifestación parece ir en contra de todas las probabilidades? 

Las sincronicidades son situaciones muy peculiares en las que una serie de eventos aparentemente desconectados entre sí, se manifiestan “mágicamente” coincidiendo en tiempo y lugar, aportando además, un significado especial y único para la persona que los vive. 

Los casos más populares de eventos sincrónicos, son por ejemplo cuando vamos a llamarle por teléfono a una persona y en ese mismo momento esa persona nos está llamando a nosotros. O cuando tenemos varios días acordándonos de alguien a quien no hemos visto en mucho tiempo y casualmente nos topamos con esta persona en la calle.

Sin duda, todos tenemos la oportunidad de experimentar sincronicidades, pues éstas se manifiestan constantemente en nuestra vida; sin embargo, al encontrarnos tan inmersos en la cotidianidad, muchas veces las pasamos por alto, perdiendo con ello la oportunidad de conectar con ese Poder que, a través de la historia, ha sido nombrado de tantas formas, pero que finalmente es UNO

Para muchas personas, todo esto podría sonar a fantasías "New Age", lo cual es respetable, sin embargo, para quienes en más de una ocasión hemos vivido este tipo de eventos, nos queda muy claro que detrás de cada sincronicidad, detrás de cada gran “coincidencia”, existe una presencia que intenta dirigir nuestra atención hacia algo o hacia alguien, siempre con un fin armónico, que a veces, en primera instancia, no llegamos a comprender. 

En ocasiones la sincronicidad parece traernos un "mensaje"; otras veces el evento aporta respuestas significativas a preguntas que han estado rondando nuestra mente y en otras más, la sincronicidad parece "aprobar" decisiones que hemos tomado o por el contrario, “advertirnos” sobre aquellas que estamos por tomar. 

El tema de la sincronicidad está ampliamente documentado en la red, por lo que no creo necesario mencionar más al respecto, sin embargo, sí me gustaría compartir contigo algunas experiencias que he vivido en carne propia, relacionadas con eventos sincrónicos o “casualidades”, si es que prefieres nombrarlas así. 


Empecé a experimentar la sincronicidad con mayor frecuencia, a raíz de mi incursión como compositor de música instrumental. Como sabrás, los temas que escribo son en su mayoría “Música Inspiracional”, por lo que durante el proceso de producción de un nuevo álbum, prevalecen en mi estudio y en mi persona una atmósfera de armonía y un sentimiento de paz, que son sin duda, elementos clave para que esa energía sutil se manifieste. 

Sin más, te comparto este primer relato, que quizás no pueda clasificarse como sincronicidad, pero fue tan peculiar que creo que vale la pena mencionarlo: 

Me encontraba de visita en la casa de mi amigo el doctor Esteban Paulín Cosío, cuando surgió el tema de que me llamo Emilio, debido al doctor Emilio Javier Saldaña, quien fue el médico que me trajo a este mundo. El doctor Paulín, siendo una persona tan culta, recordó que hay un libro que llevaba por título “Emilio” pero en ese momento no recordó si el autor era Rousseau. Ante la duda, buscó en los estantes de su biblioteca un libro titulado “1001 libros”, en donde vienen resúmenes de varios libros famosos. Encontró el ejemplar en un estante, pero como en ese momento recibió una llamada en su celular, me pasó el libro para que yo mismo buscara la obra y el autor. Obviamente el libro era muy extenso y contenía muchas páginas, así que lo abrí para ver si contaba con un índice y poder así ubicar la obra con mayor facilidad. Como no vi ningún índice, pensé que tendría que hojear el libro completo para encontrar la obra, sin embargo, no fue necesario, pues volví a abrir el libro en una página aleatoria y para sorpresa mía, lo primero que leí en la página del lado derecho fue “EMILE OU DE L´EDUCATION”, y sí, efectivamente, Rousseau era el autor. 

Este tipo de eventos relacionados con ubicar páginas o contenidos literarios “a la primera”, me suceden muy a menudo; me atrevería a decir que en una proporción que está más allá de las probabilidades estadísticas. 

Pasemos al segundo relato: 

Cuando concluí mi tercera producción musical, sentí que sería buena idea llevar el primer ejemplar del nuevo disco a una lectura pitagórica que se llevaría a cabo en la casa de mi amigo Carlos Rangel, lo anterior con la intención de “llenarlo de energía positiva” antes de lanzarlo a la venta. Carlos puso mi nuevo disco como fondo musical para acompañar la sesión. Cuando la lectura terminó, iniciaron los comentarios y una de las participantes expuso algo referente a “renacer”. Esto me llamó la atención porque precisamente cuando ella estaba hablando sobre los procesos del renacer espiritual, la melodía que se estaba escuchando en ese momento era “Renacer”, que es la primera melodía del álbum, que para entonces ya había terminado de reproducirse y comenzaba otra vez. Cabe mencionar que en ese momento nadie conocía la música de ese disco, ni tampoco los títulos, pues se trataba de un disco inédito. 

El relato anterior parece no tener significado alguno y bien podría tratarse de una simple “coincidencia” pero recordemos que los eventos sincrónicos tienen especial significado para una persona en particular y en ese momento yo pude percibir el evento como una señal del Universo diciéndome: “Te escucho…estoy aquí.” 

El último relato que voy a compartir en este post, me sucedió hace poco y es un ejemplo muy claro de que si el Universo quiere comunicarnos algo, encontrará los medios para hacerlo, poniéndonos siempre en el lugar y en el momento correcto. 

En días pasados me reuní con mi amiga Karina para platicar y tomar un café en Sanborns de Plaza del Parque. Cuando nos despedimos pasé por la sección de libros y al ver los ejemplares en venta, vino a mi mente la idea de escribir un libro y por qué no, publicarlo. Eso me recordó aquella ocasión en la que pasando por la sección de discos de una tienda de autoservicio, vi en exhibición unos discos de música instrumental y fue en ese momento que surgió en mí la idea de componer, algo que más tarde llegué a concretar. 

Volviendo al tema, en cuestión de segundos, la idea de escribir un libro se hizo más fuerte y de igual forma vinieron a mi cabeza preguntas como: ¿sobre qué tema puedo escribir? ¿Poesía? ¿Fantasía? ¿Ciencia ficción? ¿Cuentos? Mientras tanto, una vocecita dentro de mí me decía: ¿Y a qué hora piensas escribir si no tienes tiempo? Llegué al carro, me subí y me dirigí a mi casa, pero en el trayecto seguía pensando en la posibilidad de escribir un libro. ¿Realmente podía hacerlo? Yo creía que sí. En ese momento encendí la radio y lo primero que escuché fue la voz de una escritora que estaba como invitada en el programa y palabras más, palabras menos, mencionaba algo como lo siguiente: 

"Si creen que pueden escribir un libro, ¡háganlo! ¡Anímense! Hay personas que dicen que quieren escribir un libro, pero nunca se han sentado a escribir ni un cuento. Ahora ya no es necesario publicar con grandes editoriales, eso no es lo importante, la importancia se la dan ustedes. Pueden publicar con editoriales pequeñas, pero ¡háganlo!" 

Esta situación me sorprendió mucho y la percibí como una respuesta afirmativa a las preguntas que minutos antes se estaban formando dentro de mí. 

El evento anterior es una sincronicidad muy clara, pues varios elementos que aparentemente no guardan ninguna relación entre sí, tuvieron que conjuntarse en tiempo y lugar para que la sincronicidad se manifestara; por ejemplo: que yo hubiera pasado por la sección de libros de la tienda, pues esto fue lo que desencadenó la idea de escribir; que me subiera al coche en ese momento; que encendiera la radio; que la radio estuviera sintonizada en esa estación; que ese día a esa hora transmitieran ese programa; que el invitado del programa fuera una escritora y finalmente que la escritora estuviera diciendo justo esas palabras. 

Después de haber vivido varias experiencias como las antes narradas, no me es posible creer que estos eventos sean tan solo coincidencias de la vida. Sé que hay una Fuente Creadora que constantemente nos habla. Un Ser Supremo que nos pide acallar el ruido de nuestra mente, para poder escuchar desde el silencio, los susurros del alma. 

Espero que hayas pasado un momento agradable leyendo este post. Agradezco tu tiempo y te invito a compartir conmigo tus propias experiencias sincrónicas.

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