¿Quién no ha experimentado en alguna ocasión una "casualidad" cuya manifestación parece ir en contra de todas las probabilidades?
Las sincronicidades son situaciones muy peculiares en las que una serie de eventos aparentemente desconectados entre sí, se manifiestan “mágicamente” coincidiendo en tiempo y lugar, aportando además, un significado especial y único para la persona que los vive.
Los casos más populares de eventos sincrónicos, son por ejemplo cuando vamos a llamarle por teléfono a una persona y en ese mismo momento esa persona nos está llamando a nosotros. O cuando tenemos varios días acordándonos de alguien a quien no hemos visto en mucho tiempo y casualmente nos topamos con esta persona en la calle.
Sin duda, todos tenemos la oportunidad de experimentar sincronicidades, pues éstas se manifiestan constantemente en nuestra vida; sin embargo, al encontrarnos tan inmersos en la cotidianidad, muchas veces las pasamos por alto, perdiendo con ello la oportunidad de conectar con ese Poder que, a través de la historia, ha sido nombrado de tantas formas, pero que finalmente es UNO.
Para muchas personas, todo esto podría sonar a fantasías "New Age", lo cual es respetable, sin embargo, para quienes en más de una ocasión hemos vivido este tipo de eventos, nos queda muy claro que detrás de cada sincronicidad, detrás de cada gran “coincidencia”, existe una presencia que intenta dirigir nuestra atención hacia algo o hacia alguien, siempre con un fin armónico, que a veces, en primera instancia, no llegamos a comprender.
En ocasiones la sincronicidad parece traernos un "mensaje"; otras veces el evento aporta respuestas significativas a preguntas que han estado rondando nuestra mente y en otras más, la sincronicidad parece "aprobar" decisiones que hemos tomado o por el contrario, “advertirnos” sobre aquellas que estamos por tomar.
El tema de la sincronicidad está ampliamente documentado en la red, por lo que no creo necesario mencionar más al respecto, sin embargo, sí me gustaría compartir contigo algunas experiencias que he vivido en carne propia, relacionadas con eventos sincrónicos o “casualidades”, si es que prefieres nombrarlas así.